Warning: "continue" targeting switch is equivalent to "break". Did you mean to use "continue 2"? in /var/www/vhosts/centenariocoronacionangustias.org/httpdocs/wp-content/plugins/gravityforms/common.php on line 1234

Warning: "continue" targeting switch is equivalent to "break". Did you mean to use "continue 2"? in /var/www/vhosts/centenariocoronacionangustias.org/httpdocs/wp-content/plugins/gravityforms/common.php on line 1271

Warning: "continue" targeting switch is equivalent to "break". Did you mean to use "continue 2"? in /var/www/vhosts/centenariocoronacionangustias.org/httpdocs/wp-content/plugins/gravityforms/common.php on line 1275

Warning: "continue" targeting switch is equivalent to "break". Did you mean to use "continue 2"? in /var/www/vhosts/centenariocoronacionangustias.org/httpdocs/wp-content/plugins/gravityforms/common.php on line 1300

Warning: "continue" targeting switch is equivalent to "break". Did you mean to use "continue 2"? in /var/www/vhosts/centenariocoronacionangustias.org/httpdocs/wp-content/plugins/gravityforms/common.php on line 3076

Warning: "continue" targeting switch is equivalent to "break". Did you mean to use "continue 2"? in /var/www/vhosts/centenariocoronacionangustias.org/httpdocs/wp-content/plugins/gravityforms/common.php on line 3083

Warning: "continue" targeting switch is equivalent to "break". Did you mean to use "continue 2"? in /var/www/vhosts/centenariocoronacionangustias.org/httpdocs/wp-content/plugins/gravityforms/common.php on line 3096
Relato de la Coronación - Centenario Coronación

Centenario Coronación

Web Oficial 2013

Relato de la Coronación

24 May 2012 en Crónica | 1 comentario

CORONACIÓN CANÓNICA DE LA VIRGEN DE LAS ANGUSTIAS DE GRANADA (Antonio Padial Bailón)

Antonio Padial Bailón

Estando relativamente próxima la conmemoración del Primer Centenario de la Coronación Canónica de nuestra excelsa Patrona la Santísima Virgen de las Angustias, es oportuno traer a colación este tema de las coronaciones canónicas de las imágenes de la Virgen.

Dentro del culto legítimo que se le tributa a María Santísima está el adornar la cabeza de sus imágenes con una corona real, y si lleva el Niño en sus brazos, éste asimismo ha de llevar su corona. En el momento de imponérsela ha de ser impuesta primero al Niño Jesús y después a la Virgen, pues la realeza de María deriva de la realeza de su Divino Hijo.

Orígenes: La costumbre de representar a María Santísima ceñida con corona regia data ya del año 431, en que se celebró el Concilio de Éfeso. Los artistas cristianos pintaron frecuentemente a la gloriosa Madre del Señor sentada en solio real, adornada con regias insignias y rodeada de una corte de ángeles y de santos. En esas imágenes no pocas veces se representa al Redentor haciendo de ministro, ciñendo a su Madre con una refulgente corona.

Sin embargo, la costumbre de coronar las imágenes de Santa María Virgen fue propagada en Europa, sobre todo desde finales del siglo XVI y fueron los fieles y frailes. Los Romanos Pontífices no sólo secundaron esta forma de piedad popular, sino que, además, personalmente o por medio de Obispos, como delegados suyos, coronaron imágenes concretas de la Virgen que gozaban de gran veneración pública.

Pero la práctica de este homenaje a la Santísima Virgen surgió a mediados del siglo XVI de la mano de los capuchinos, que como colofón a sus misiones populares recogían joyas de los fieles y confeccionaban con ellas una corona para la Virgen y se la imponían. Se destacó sobre todo Fr. Jerónimo Paolucci (1552-1620), apodado “Apóstol de la Madonna”, cuyo primer fruto fue la coronación de la Virgen de Oropa y Santa María la Maggiore de Roma, en 1620.

Pero el origen del ritual de coronación estuvo la devoción del Conde de Borgonovo de Piacenza, D. Alejandro Sforza Pallavicino, que conocía a Paolucci y gozaba de cierto prestigio en el Vaticano. Borgonovo de Piacenza, al comenzar el siglo XVII, patrocinó una fundación en 1593 para darle realce en todo el mundo a las coronaciones de la Virgen Santísima, y guardar memoria en un registro que se abrió en la Basílica de San Pedro de Roma.

Para ello dispuso en su testamento una donación considerable de sus bienes a la Fábrica de San Pedro de Roma, con la condición que fueran costeados con sus rentas la promoción de las coronaciones de las imágenes de María Santísima más veneradas en todo el mundo.

Con dicho legado económico del Conde Borgonovo, se fundó el llamado Capítulo de San Pedro, organismo al que competía otorgar el rango de canónica a la coronación de una imagen de la Santísima Virgen, y, con ello, se obligaba a adquirir la regia presea, a cargo de los fondos procedentes de la donación hecha por el devoto conde. La primera coronación de una imagen de María realizada con dichos fondos del legado del noble fue la Madonna de la Febbre de la Basílica Vaticana en 1631.

Aunque el legado era para coronar imágenes marianas en todo el mundo, sin embargo, la mayor parte de ellas lo fueron en Roma, donde hay más de 300  coronadas, seguida de otras ciudades de Italia. Muy  pocas se coronaron en el resto del orbe católico, tuvo, en 1897, que introducirse el Rito en el Pontifical Romano, por el que podía pedir la coronación el Ordinario de lugar para que la imagen fuera coronada y dicha coronación se extendiera por otros países.

Coronación de la Virgen (Diego Velazquez)

Con este rito proclama la Iglesia que la Santísima Virgen es tenida e invocada como Reina, por ser Madre del Hijo de Dios, Hijo de David y el Rey mesiánico; es Corredentora, al tener una relevante participación en la misión salvadora de su Divino Hijo, fue asunta en cuerpo y alma al Cielo y enaltecida por el Señor como Reina del Universo; es invocada como Señora de los hombres, de los ángeles y de los santos.

Algunas imágenes están varias veces coronadas, como es el caso de la Salud Populi Romani, icono bizantino que se venera en la Capilla Borghese del Vaticano, que ha sido coronada tres veces, como también la Concepción de la Capilla del Coro de San Pedro. Ello tiene su razón, en que, además, de ser un honor concedido a una imagen concreta, es fundamentalmente un acto de supremo homenaje y devoción a la Virgen María.

A España no llega la coronación Canónica hasta 1881 para la imagen de Ntra. Sra. de la Veruela en Aragón y Ntra. Sra. de Montserrat en Cataluña, ambas coronadas en 1881; luego se sucederán otras muchas en España. En Andalucía, la primera fue la Virgen de los Reyes, en 1904, año de celebración del cincuentenario del dogma concepcionista, y lo fue a petición del Arzobispo Beato Spínola.

La segunda imagen que fue coronada en Andalucía fue Ntra. Sra. de la Cabeza de Andújar, devoción popularísima en el antiguo Reina de Granada y centro de la romería más antigua de Andalucía. La tercera coronada sería nuestra queridísima Patrona, la Santísima Virgen de las Angustias.

Después vendrían otras coronaciones en Andalucía, como la Virgen del Rocío de Almonte, el 1919, la Virgen de la Antigua de la Catedral de Sevilla, en 1929, como colofón del Congreso Mariano Hispano Americano, organizado con motivo de la Exposición Iberoamericana de ese año, teniendo por madrinas a las infantas Dª Dolores y Dª Luisa de Orleans.

Coronación Canónica de la Stma. Virgen de las Angustias, Patrona de Granada, fue, como hemos señalado, una de las primeras coronadas en España, tras de la Virgen de los Reyes de Sevilla y de la “Morenita” la Stma. Virgen de la Cabeza de Andújar

Muchas generaciones de Granadinos, en especial, desde los siglos XVIII y XIX, fueron forjando una sin par devoción hacia aquella santa imagen, que, probablemente, envió la Casa Real, hacia aquéllos años en que la hermandad comienza a realizar la estación de penitencia en el Jueves Santo, allá por el año 1556. Pero la devoción empezó a forjarse algunas décadas antes, en torno al famoso cuadro de Chacón pintor de la Reina, que se colocó en la ermita de las Santas Úrsula y Susana del Humilladero, cerca del Genil, donde los agricultores de los huertos cercanos se detenían para orar al ir y venir de sus labores agrícolas. El pueblo forjó la devoción y su iconografía en los siglos siguientes

La Coronación

La idea, aunque ya había sido abordada de forma esporádica por algunos periódicos, pero no se plantea con seriedad hasta noviembre de 1912. El arzobispo, Sr. Meseguer y Costa, la asumió con entusiasmo, así como los mayordomos de la hermandad, que de forma inmediata se reunieron en una junta en el Palacio Arzobispal. Después de esto, pronto el entusiasmo se expandió por toda la ciudad y su prensa, incluso publicaciones como “la Cotorra”, de ideas anticlericales, no rechazó el proyecto.

Los párrocos en los domingos inmediatos comunican a los fieles la necesidad de hacer una suscripción popular para realizar una grandiosa y artística corona digna de tan excelsa Señora; varios diputados en Cortes, piden que a la imagen le sea concedido el título y honores de Capitán General; se llenan los escaparates de las tiendas de objetos relacionados con la Patrona y se crean comisiones para iluminaciones y para los más diversos actos, como para celebrar una Asamblea Eucarística Nacional y Misiones Marianas.

En 1912 los mayordomos de la Hermandad determinaran ir a Roma para traer algún regalo para la Patrona y dicho regalo fue solicitar la coronación de la Virgen de las Angustias  al Pontífice Pío X.

El día 1 de marzo de 1913 se forma la comisión pro-coronación presidida por el  Arzobispo de Granada, Monseñor Messeguer y Costa, reuniéndose en el Palacio Arzobispal y acuerdan empezar oficialmente los trámites para llevar dicho fin. Poco después, el 30 de abril de 1913, la Sagrada Congregación emitió su informe favorable y el Santo Padre Pío X concedió su aprobación.

Una actividad febril a todos los niveles invadió a Granada cuando se conoció el Breve Pontifico de aprobación. Los hoteles de la ciudad preparándose para el acontecimiento, los talleres de la ciudad de casi todas las actividades aumentaron sus encargos. Miles de personas se preveían que acudirían a Granada para presenciar la coronación.

La Comisión oficial inició la actividad encargando una corona de oro y piedras preciosas. Para ello, se abrió una suscripción popular que encabezó el arzobispo con la suma de 1.000 pesetas y entre el pueblo se procedió a una póstula de joyas para fundirlas, que no sólo abarcó a la ciudad, sino también, a los pueblos de la provincia, especialmente a los de la Vega. El resultado de la recogida  de joyas fue esplendido.

Otra suscripción se abrió en Madrid encabezada por el obispo de Madrid-Alcalá, D. Salvador Barrera, que era granadino, y en la que participaron muchos paisanos allí residentes, otros granadinos ilustres allí afincados y las casas nobles granadinas que tenían su residencia en la capital de España, como los Marqueses de Portago o Condes de Heredia –Espínola, muy devotos de la Virgen de las Angustias, cuyos antepasados, donaron la imagen de la Virgen de las Angustias de la iglesia de San Andrés, iconográficamente muy parecida a la Patrona.

Corona costeada por suscripción popular

Se organizaron misiones religiosas para excitar en los pueblos el sentido de la coronación y, por fin, se acuerda el encargo de la presea a un joyero italiano apellidado Marabini, del que pocos datos se tienen. Este artesano consiguió una corona de inigualable belleza y singular personalidad, a la altura de tan exaltada devoción a su Patrona profesada por los granadinos.

La pieza puede considerarse como una de las preseas con mayor valor artístico y artesanal. Su forma es corona real de estilo renacimiento. Construida sobre una base formada por cuatro medallones y, conformando ocho imperios, se remata con una bola del mundo que sustenta la Cruz. En ella, se emplearon más de 6.000 piedras preciosas y tiene grabada la inscripción en la que reza la donación de la misma por el pueblo de Granada.

También ocurrieron algunos hechos que crearon cierto clima de sobrenaturalidad. Un muchacho antequerano con una esquirla en el ojo acudió a Granada a operarse, citado por el médico para extirparle el ojo, antes el muchacho acudió rezar a la Basílica de la Patrona y, sorprendentemente, al día siguiente había sanado. Hubo otro caso de una niña que milagrosamente salvó la vida al ser arrollada por un coche de caballos.

Hubo misiones de adultos en las principales parroquias y el domingo anterior a la coronación, día 14 de septiembre, la hubo para niños, que finalizó con comunión general y una procesión, que partió desde el Triunfo, y por Gran Vía, Reyes y Puerta Real llegó a la iglesia de la Patrona. Los niños, unos 20.000, portaban una imagen de la Virgen de las Angustias que se venera en las Capuchinas de San Antón. Iban cantando himnos de célebres músicos como el maestro Vila y de Bretón y canticos populares.

La Virgen en su traslado a Puerta Real para ser coronada

Después, en la iglesia se celebró un solemne ceremonial en que fueron consagrados a la Virgen y, terminado el acto, se les reunió en el Paseo del Salón, junto al Monumento de Isabel la Católica y Colón, donde se les obsequió con una opípara merienda a la que contribuyó el orfebre Marabini con 2.000.-ptas, que recibió de recompensa por haber concluido la corona con especial antelación.

Tras varios días en los que había llovido, la mañana del sábado  de la Coronación, día 20 de septiembre de 1913, amaneció radiante de sol. La ciudad estaba a rebosar de forasteros de los pueblos y provincia limítrofes.

En el Embovedado se montó una gran tribuna para la Coronación, justamente en el sitio de entrada al aparcamiento subterráneo hoy existente. La gran plaza, desde Mesones a la Carrera, estaba a rebosar, al igual que los balcones de las casas, y hasta había gente en los tejados de las mismas.

El ceremonial previo se comenzó en la iglesia de la Virgen con una misa de Pontifical  oficiada por el Arzobispo Mons. Meseguer y Costa y, a continuación, la Patrona fue trasladada por sus horquilleros, sin corona y en andas, en procesión clamorosa entre el pueblo granadino hasta la tribuna de la Coronación, montada ante el Puente de Castañeda en la Puerta Real y capaz para 500 personas. Una lápida conmemorativa de bronce se colocó en la fachada de la Basílica para perpetuar el hecho.

Infanta Isabel "La Chata"

En representación del monarca Alfonso XIII, acudió su tía la popular Infanta Isabel  “La Chata”, ataviada con mantilla blanca y se sentó en la tribuna, a los pies de la Virgen, y , junto a ella, las más altas autoridades de la provincia, así como varios grandes de España y los obispos de Madrid, Murcia, Jaén y Guadix. El arzobispo de Granada, Doctor Meseguer y Costa, llevaba el riquísimo terno del siglo XVII del arzobispo Álvarez de Palma.

A las 10. 30 llegó la imagen de la Stma. Virgen, junto con la del Patrón de Granada, San Cecilio, también en andas. La corona era portada por los mayordomos y la posaron en la mesa puesta ante la Infanta. A continuación, el notario Sr. Fonseca leyó el acta de la coronación con el Breve Pontificio firmado por el Cardenal Rampolla en el que se hacía mención de las razones de la coronación, a saber:

–       La antigüedad de su culto

–       La cantidad de milagros bajo el título de Ntra. Sra. de los Dolores, vulgo de las Angustias.

–       La gran devoción de la ciudad y pueblos circundantes

–       El amparo prodigado a la ciudad en el pasado en las adversidades y calamidades.

“…y que la Santísima Virgen, pronunció, sea decorada con aurea corona” en Roma 5 de mayo de 1913. Pio X.

A continuación se procedió a bendecir la corona por el Arzobispo, mientras el coro entonaba el “O Gloriosa Virginem”. Procediéndose al juramento de los mayordomos de cuidar y conservar la corona para que la utilice en exclusiva la Santísima Imagen.

Coronación de la Virgen de las Angustias. Pintura que se encuentra en el camarín

El arzobispo, con otros obispos, subió la escalinata para acceder a la imagen, besó la mano del Cristo de su regazo y despojándose, como acto inesperado, de su riquísimo pectoral se lo impuso a la Santísima Virgen de las Angustias, así como, su anillo pastoral con una preciosa amatista, que colgó de uno de sus dedos de la Virgen.

Acto seguido, bendice la corona y, con ella, a la multitud, procediendo a colocarla en las sienes de la Virgen, asegurándola con el tornillo que llevaba un topacio, mientras el coro cantaba “Regina Coeli” y a su vez un concejal rendía el Pendón de la ciudad a los pies de la Patrona. Atronadores cohetes, palmas reales, salvas de artillería, ensordecedores aplausos y vivas inundaron aquel gran espacio. A su vez, las campanas de todas las iglesias tocaron a rebato.

El pueblo apiñado en las aceras comenzó a contemplar la magnificencia de la procesión que llevó a la Patrona coronada hasta la Catedral entre vivas, llantos y aplausos. La procesión fue por Mesones, Arco de las Orejas, Bibrambla, Zacatín, Gran Vía, Cárcel, donde los presos se apiñaban en las rejas implorando su misericordia y siguió hasta Plaza de la Trinidad, Mesones, Marqués de Gerona y Pasiegas. Entró en la Metropolitana, colocándose sus andas ante la Capilla Mayor a los pies de sus gradas.

Aquel día la Virgen estrenó una media luna de plata y otra más pequeña y, en el centro, un corazón donado por el Regimiento de América que la había tomado como Patrona.

Todo el día fue una fiesta para la ciudad, en el que se dieron 1.500 comidas a los pobres, repartiéndose 4.000 kilos de pan y la Infanta dio para ese fin 2.500 ptas. Muy animada estuvo también la ciudad por la noche, en la que lució iluminación en todas las cornisas de la catedral. En la tribuna de la coronación, en el Embovedado, dio aquella noche un concierto el Regimiento de Córdoba.

A pesar de que la gente trasnochó, el domingo día 21 por la mañana se ofició una misa de pontifical ante la imagen de la Virgen y la de San Cecilio, con la Catedral abarrotada con más de 10.000 personas. La infanta Isabel “La Chata” lo presidió, en nombre del Rey en el solio que requería su alcurnia y representación, instalado en la capilla mayor.

La música corrió a cargo de la Capilla de Música de la Santa Iglesia Catedral que tocó la “Misa de la Encarnación” del maestro Salguero, el “Tota Pulchra” del maestro Palacios y el “Ave María” de Gounod. Finalizó el acto con la bendición papal, saliendo de la Catedral la Infanta bajo palio y rodeada de los prelados.

De todas formas, cierto ambiente de temor se había creado en la ciudad en los días previos a la coronación por parte de ciertos sectores radicales, que propagaron que se iban a poner bombas en el trayecto o en la tribuna, para restar asistencias. Algunas personas habían amenazado en voz alta con esta posibilidad en Puerta Real. No obstante, estos temores no hicieron demasiada mella en la población para acudir masivamente a esta esplendorosa fiesta de la Patrona.

Procesión de vuelta

El regreso se realizó el mismo domingo por la tarde, en procesión gloriosa con la Virgen de las Angustias luciendo su maravillosa corona. El itinerario de vuelta a su templo fue por Marqués de Gerona, Mesones, hacia la Plaza de la Trinidad, Duquesa y, al caer la tarde, ya estaba en la calle de San Juan de Dios, ante la Basílica del Santo de los Pobres, donde el paso se puso de cara al templo que lucía en todo su esplendor. Hacía 70 años que la Virgen no había pasado por allí. Es decir, desde 1843.

Siguió por la calle arriba, hasta el comienzo de la nueva Gran Vía en construcción y exenta, aun, de muchos edificios. Era la primera vez que la Virgen pasaba por allí. Volvió a parar frente a la antigua parroquial de Santiago (Servicio Domestico), donde en la Gran Vía se había alzado un arco triunfal. También se paró ante la nueva iglesia del Sagrado Corazón, donde se incorporó a la procesión el obispo de Madrid, entonándose por la multitud allí congregada la “Salve Regina”.

Al llegar a Puerta Real un enjambre de cohetes y palmas reales cubrió de luz la noche de aquel día inolvidable para los devotos granadinos que aplaudían sin cesar a su Patrona Coronada. 200 banderas de las Asociaciones de la Adoración Nocturna hondeaban en aquella gran ágora granadina y por la Carrera de la Virgen, a donde   ésta llegaba con toda solemnidad a hombros de sus mayordomos y entre el clamor devoto de la muchedumbre. Al llegar ante su Basílica sus horquilleros la colocaron de cara a sus fieles devotos antes de entrar despacito en su templo, cubierta por su palio, entre un gran fragor de músicas, fuegos, vítores, lágrimas y aplausos. La Patrona Coronada, para siempre, estaba en su templo.

No todo quedó en lo narrado, sino que en las semanas siguientes se celebró un Octavario y una Novena. Era el mes de la Virgen, aunque sólo hacía 24 años que había abandonado su procesión del Jueves Santo, día que durante siglos había potenciado su enorme devoción entre el pueblo granadino, día en que Granada acompañaba a su imagen Dolorosa en estación de penitencia desde el siglo XVI.

El sábado 27 de septiembre comenzó la primera peregrinación de las cuatro organizadas desde los pueblos de la Vega. La cuarta, con más de 2.000 personas partió de San Juan De Dios hasta el templo de la Carrera.

Los recuerdos de aquellos días estarían en los granadinos que los presenciaron hasta el final de su tiempo y nos perdura en el recuerdo narrado por ellos a los nietos y bisnietos que aun vivimos.

Granada fue una de las primeras ciudades españolas que contó con su Patrona coronada canónicamente por rescripto Pontificio, que distingue perfectamente esta coronación canónica de la imposición de corona que realiza un sacerdote en el templo donde se le da culto o, de forma más solemne, se puede hacer dentro del rito litúrgico de la misa bendiciendo la corona por obispo u otro miembro de la jerarquía eclesiástica.

Al Obispo de la diócesis, juntamente con la comunidad local, corresponde juzgar sobre la oportunidad de coronar una imagen de la Santísima Virgen María. Pero téngase en cuenta que solamente es oportuno coronar aquellas imágenes que, por la gran devoción de los fieles, gocen de cierta popularidad y el lugar donde se venera sea centro de su culto litúrgico y de apostolado cristiano.

Para darle una mayor eficacia y agilidad al tema, el Papa Juan Pablo II concedió facultad en el nuevo Ritual de Coronación al Ordinario de Lugar para conceder coronaciones canónicas, sin derogar el privilegio del Capítulo Vaticano. Incluso en el tránsito de unas disposiciones a otras, como es el caso de la Esperanza de Triana, fue concedido directamente dicho honor por Breve Pontificio del Papa, en 1984.

 

Pasarían cuarenta y siete años hasta que se coronara otra imagen de la Virgen en Granada, fue en 1960 en que se coronó canónicamente a Nuestra Señora del Rosario. Podríamos decir que fue la otra gran devoción del pueblo granadino y de la provincia. Fue en el Triunfo, frente al monumento de la Inmaculada de Alonso de Mena y los actos fueron de gran participación del pueblo granadino, con una concentración en el Triunfo de más de 150.000 personas y con la presencia de los Ministros de Marina, que fue padrino de la coronación y del Ejercito, así como, de Nuestra Señora del Rosario, la “Galeona” de Cádiz.

Era, por tanto, la segunda vez en el siglo XX que la ciudad presenciaba tan espléndidos actos de coronación, habría que esperar cuarenta años, al año 2000, para ver otra imagen granadina de la Virgen coronada, la de Nuestra Señora de las Angustias de Santa María de la Alhambra, después vendría la de María Santísima de la Misericordia de la Cofradía del Cristo de los Favores en 2.007 y la de María Santísima de la Aurora del Albaicín en 2011.

Antonio Padial Bailón

 

Un comentario

Entra en la conversación escribiendo un comentario.

  1. SanJuanDeDios

    Muchas pistas para celebrar el Centenario con novedades extraordinarias

Añadir Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *