Centenario Coronación

Web Oficial 2013

Presentación del Cartel 2013

3 Sep 2013 en Crónica | 0 comentarios

PRESENTACIÓN DEL CARTEL 2013

Texto íntegro de la presentación del Cartel de la Ofrenda Floral, pronunciado por el Hermano Mayor de la Hermandad de Ntra. Sra. de las Angustias Francisco Salazar Rodríguez

 

Francisco Salazar Rodríguez

Un cartel es un pregón gráfico. Anuncia algo, lo proclama a los cuatro vientos y lo lleva, por casas y comercios, a todos los rincones de la ciudad. De este modo, nuestro cartel de este año es un PREGÓN con mayúsculas. No se limita a anunciar la Ofrenda Floral de nuestra Madre y Patrona, la Virgen de las Angustias, sino que es el heraldo de la Nueva Noticia, del Año de Gracia del Señor.

Por eso, la estampa de siempre, el rostro, sufriente a la vez que amoroso, de la Virgen, queda enmarcado por dos jarrones de flores recién cortadas, flores y piropos de hoy. Ayer y hoy se dan la mano, recordándonos la misericordia de Dios y la intercesión de María. Esas flores fugaces son la expresión de un año doblemente santo, por especial concesión de Roma. Año de la Fe para toda la Cristiandad, Año Jubilar Mariano para nuestra Diócesis. Así es la grandeza de Dios, por intercesión de su sierva la Virgen María, que nos regala por duplicado el perdón, la gracia sin límites.

¿Sabremos aprovecharla? Precisamente para eso se ofrecen los actos solemnes de este mes de septiembre. Para aprovechar la gracia del Señor bajo el manto siempre protector de la Virgen de las Angustias. Para eso, sus cultos diarios y su fervorosa Novena. Para eso, la multitudinaria Ofrenda Floral del día 15 de septiembre, la Solemne Eucaristía en el Paseo del Salón del día 20 -centenario de su Coronación Canónica- su traslado a la Santa Iglesia Catedral, como signo de comunión eclesial, y su Procesión de Gloria el día 29 de septiembre, desde la Catedral hasta su Basílica.

Este Cartel pretende ser un pedazo de cielo, con ese azul de fondo, un trozo de gloria. La expresión de que Granada ha querido siempre para la Virgen lo mejor. Y lo materializa en su predilección por la Imagen Patronal de Nuestra Señora de las Angustias. Dicen con razón los obispos y los teólogos actuales que el hombre de hoy quiere creer, necesita creer. Y los que somos creyentes tenemos la obligación de enseñarle ese camino a una humanidad desconsolada.

En esta Nueva Evangelización el amor y la confianza en la Virgen María, siempre tan humana, tan Madre, tan cercana, cobra una renovada utilidad. Nuestras expresiones populares de piedad en torno a la Virgen, nuestras muestras de cariño cada mes de septiembre, nuestras oraciones, palmas y vivas a la Virgen no son algo vacío. Son la expresión de una fe viva, renovada en el tiempo, transmitida de generación en generación, un grito que nace con sinceridad desde lo más profundo de nuestro corazón. Y que, en tiempos difíciles como los que vivimos, por esta crisis material y espiritual tan profunda, nos siguen invitando a CREER.

Nuestro cartel, como cada año, es también un sentido homenaje hacia el valor artístico y la calidad humana de Hipólito Llanes, a quien con todo merecimiento recordamos de forma entrañable como el “pintor de la Virgen”. Aunque sigan transcurriendo los años desde su fallecimiento, Hipólito sigue vive entre nosotros. Nos dejó su legado más preciado, esa serie de carteles que representan a la Virgen de las Angustias. Como ocurriera en el pasado con los devotos grabados, los carteles de Hipólito Llanes, en nuestros mismos hogares, nos hacen santiguarnos al pasar y nos siguen invitando a rezarle a Ella, Madre de Dios y Madre nuestra. Y sigue vivo también este “pintor de la Virgen” en el certamen pictórico que lleva su nombre. Ciertamente, el suyo es un legado fecundo que el Padre le ha pagado ya con creces.

Gracias también a quienes participan en este certamen anual, ilusionados con que su pintura sea la elegida, pero sobre todo inspirados por el amor a la Virgen María, que en Granada tiene ante todo el nombre de Angustias. Vuestro talento y vuestra ilusión es también un medio providencial para extender su devoción y para aumentar nuestra fe. No desfallezcáis. Nos alegra enormemente que pintores y pintoras jóvenes, entregados, tomen ese testigo de amor filial.

En esta ocasión nos toca presentar un cartel que ha salido de los pinceles de un joven artista granadino, que además es y se siente cofrade, Pablo Fernández Hurtado. Es evidente que para confeccionar este cartel, querido Pablo, has buceado en las vivencias granadinas de hace cien años. Has entrado en una especie de máquina del tiempo para revivir esos momentos en el Embovedado. El 20 de septiembre de 1913. El momento justo de la Coronación con la imagen de la Virgen recortándose sobre las caídas de su palio y el mismo cielo de Granada. Con la compañía de San Cecilio, patrón de nuestra diócesis, campeón del Evangelio, que fue eso exactamente lo que trajo a estas tierras. Una siembra fecunda que en la instantánea de la parte inferior del cartel recoge su sucesor, el Arzobispo de Granada, Don José Meseguer y Costa. Tanto supuso en su vida episcopal la Coronación de la Virgen María, que él mismo llevó a cabo con sus manos siguiendo la autorización del Papa San Pío X, que no quiso otro lugar para que descansaran sus huesos que esta basílica, y está enterrado al pie mismo de la Virgen de las Angustias.

Y ante la escena, se intuyen cientos de granadinos, los que nos precedieron en el amor a la Virgen María y en el seguimiento de Jesús. Hay cosas que no cambian porque el mensaje de Cristo es eterno y los caminos del Señor son inescrutables. Están ahí con la euforia de coronar paradójicamente a la Reina del Cielo –Angustias, doblemente coronada-, como hubiéramos estado nosotros, como queremos estar nosotros en las entrañables jornadas que se avecinan, ya en este mismo mes de septiembre. Nos anima en nuestra labor como Hermandad el testimonio de la fe de tantos y tantas creyentes, de esos que han llegado hasta la Basílica durante este Año Jubilar, entonando una sencilla oración que expresa la entera confianza en la Virgen María, en esta bendita advocación de las Angustias.

Virgen granadina por antonomasia, por eso en el cartel aparece con la Corona que le regalaron todos sus hijos, y con el manto “de la ciudad”, y con la medalla de Granada y con las joyas de tantos y tantos donantes anónimos. 1913-2013: los guarismo nos dan que pensar. Y nuestro primer pensamiento es la responsabilidad asumida en mantener, y potenciar con nuestras humildes fuerzas, desde la Hermandad y desde la Parroquia, a cuyos sacerdotes tenemos tanto que agradecer, este caudal de devoción mariana, esta expresión de fe y este canto de alabanza. Ojalá podamos estar a la altura de lo que se nos exige.

Ahora, a partir de hoy mismo, este cartel está a vuestra disposición. Exhibidlo con orgullo en vuestros hogares y tiendas, en ventanas y escaparates. Sí, nos sentimos orgullosos de tener una Madre en el Cielo que nunca nos desampara. Un año más estamos contentos de ofrecer a Granada entera la revista que dedicamos a la Virgen de las Angustias y este espléndido cartel, en el año del Centenario. Precisamente para editar el cartel hemos recuperado el patrocinio de Caja Granada, de su Obra Social, a cuyos responsables agradecemos su sensibilidad y muy especialmente a D. Enrique Pérez Ortiz por las gestiones realizadas con tanto cariño como eficacia.

Gracias a cuantos miembros de la Hermandad y simpatizantes están expresando en este Año Jubilar su amor a María atendiendo todas las necesidades de la Hermandad y acogiendo fraternalmente a los peregrinos que se acercan hasta nuestra gloriosa Patrona. Y gracias también a todas las entidades y corporaciones que van a pasar estos días por la Basílica y la Catedral para ofrecer culto a la Virgen de las Angustias. Gracias a vosotros, sus hijos, que hoy la acompañáis en su casa y que estáis expectantes ante las jornadas que en breve vamos a vivir y compartir.

Hace un siglo, dice el decreto pontificio que reproduce este cartel, se otorgó el honor de “Que la Santísima Virgen sea decorada con áurea corona”. Hoy lo conmemoramos con un pellizco en el estómago, con la misma emoción que aquellos que asistieron al acto, y con una profunda acción de gracias por los frutos espirituales cosechados desde aquel solemne acto. Cien años de fe y devoción en Granada, cien años de oraciones calladas y de un sentir profundo, de la protección de una Madre y de la fidelidad de muchos de sus hijos. De muchos, aunque no de todos. Por eso, hoy más que nunca estamos llamados a la misión. Así nos invitaba hace sólo unas semanas el Papa Francisco, con su sencilla profundidad:

“Señor, Tú dejaste en medio de nosotros a tu Madre, para que nos acompañara. Que Ella nos cuide, nos proteja en nuestro camino, en nuestro corazón, en nuestra fe. Que Ella nos haga discípulos, como lo fue Ella, y misioneros, como también lo fue Ella. Que nos enseñe a salir a la calle, que nos enseñe a salir de nosotros mismos”. Que así sea.

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